En 1935, el hijo recién casado de Hermann Lange encargó una vivienda a Mies en la misma ciudad en la que construyó la de su padre. Aunque esta obra nunca se llegó a materializar presentó dos versiones diferencias en la cuales aparece la consideración del patio como punto clave de la casa.
La primera versión estaba formada por tres volúmenes que se unían entre sí por una especie de hall acristalado, configurando con esta macla dos patios visiblemente delimitados y cerrados al exterior.
En la segunda propuesta, los dos patios originales, a pesar de estar separados por un muro, se funden creando una vivienda de forma rectangular. Se configuraba así una vivienda compacta en el que el patio va necesariamente ligado a ella.
En cuanto a los materiales se refiere, el proyecto estaba pensado también en ladrillo, en la que se perforaban ventanas que iban de suelo a techo, para acentuar la mayor relación entre el interior e exterior. Sin embargo, en la segunda versión de la casa se llevó al extremo con grandes cristaleras de las casas patio.
Además, Mies seguía sus avances en la relación del interior con el patio sustituyendo, en algunos sitios, los bastos muros de ladrillo por finas láminas de cristal. Esta sustitución de los muros de ladrillo, llevo a Mies a introducir en este proyecto los finos pilares cromados del Pabellón de Barcelona que garantizaban la componente estructural.