lunes, 26 de diciembre de 2022

Casa Tugendhat, 1928

En 1928, mientras se estaba preparando el proyecto para la Exposición Universal de Barcelona, Mies recibió un nuevo encargo de considerable importancia. Fritz y Grete Tugendhat, un matrimonio de industriales acomodados tenía el deseo de construirse una mansión sobre un terreno en la capital morava Brno.

Al parecer, el edificio costó diez veces más que la Villa Savoye de Le Corbusier construida en aquellos años y, de todos modos, cara. Tan sólo el precio del tabique de ónix correspondía, al parecer, con el valor de una casa unifamiliar. El vanguardista checoslovaco Karel Teige definió, por eso, el edificio como un ejemplo de una dirección errónea en la arquitectura moderna, como «el colmo del esnobismo».


La casa está situada en una ladera, dándonos una impresión desde la calle, de ser de un solo nivel. Esta colocación, de espalda a la calle, se centra en las vistas que tiene al jardín y al casco antiguo de Brno. Mies y Reich diseñaron todo el mobiliario. El jardín fue proyecto de Markéta Roder-Müller. Participaron además Hermann John y Sergio Ruegenberg en el diseño de los interiores.​



La primera planta (nivel de calle) es donde se encuentran las estancias más privadas: las habitaciones y la azotea. Una planta más abajo, bajando las escaleras que siguen la curvatura del cristal opaco, se encuentran las aéreas sociales de la vivienda y por último, otro nivel más bajo, está la planta de maquinas y servicios. El proyecto, retoma algunas ideas del pabellón de Barcelona, pero al mismo tiempo se adapta a las necesidades de la familia Tugendhat.


La casa cuenta con una zona de usos múltiples con un área de 280 m² donde se encuentra: la recepción, el comedor, el salón, la sala de estar, un estudio con biblioteca, una sala de proyección de películas y jardín de invierno. En el exterior hay una terraza por la cual se accede al jardín mediante unas escalinatas. La zona de servidumbre se encuentra claramente separada de las zonas sociales y familiares de la casa.


Mies van der Rohe aquí quiso liberar la planta de todos los tabiques para crear una planta libre donde la dialéctica entre el interior-exterior llegara a nuevas cotas. A esto se unen los grandes ventanales panorámicos a la altura del techo que cubren esta zona, incluso algunos de estos podían hundirse mediante mecanismos electrónicos, dándole un carácter de terraza el lugar.