En el momento en que Mies van der Rohe recibe el encargo de proyectar la casa de Emil Nolde en Berlín, en 1929, la casa de plantea como una casa-estudio de pintor sin separación física entre ambas actividades. El sistema constructivo a base de muros y pilares de acero y anclajes de las vigas bajo el techo plano, garantiza la uniformidad exterior e interior de las paredes y el desarrollo del espacio sin problemas.
Las distintas areas de la casa están marcadas por el modo en que se utilizan en ellas las superficies de cristal. Es de cristal la entrada principal, situada en el ángulo de las dos alas que forman la L de la planta, retrasada formando un porche en el que incluso se insinúa un doble acristalamiento.
Dentro de la casa, un muro de cristal separa el vestíbulo de una gran sala de más de cien metros cuadrados que se comunica, a su vez mediante una puerta de cristal, con la sala de estar limitada por un estrechísimo invernadero.
Los huecos de ventana más convencionales, abiertos sobre los muros, corresponden al área de servicio. Estos huecos alcanzan toda la altura hasta la cubierta, sin dinteles, pero sólo éstos comienzan a partir de una antepecho, mientras que el resto se abren desde el suelo. También la entrada de servicio es de cristal.