martes, 25 de julio de 2023

Los trabajos de papel con Josef Albers

Albers se unió a la Bauhaus como estudiante en el semestre de verano de 1920. Tres años más tarde se convirtió en el primer alumno en asumir un puesto de profesor en la escuela cuando Gropius lo nombró para dirigir la sección introductoria del Curso Preliminar. 

Josef Albers

Albers desafió e inspiró a sus alumnos al establecer parámetros estrictos para los ejercicios y luego alentarlos a resolver los problemas por su cuenta. “En el aula de Albers”, recuerda un alumno, “nada se presumía conocido, todo tenía que ser autobuscado, descubierto, analizado y representado, para que fuera verdaderamente propio”.

Los ejercicios se centraron en la estructura superficial, la factura y la textura. Los contrastes pueden ser sutiles o llamativos, dependiendo de los materiales elegidos y su manejo (factura). Aquí, los estudiantes pueden usar materiales para imitar otros materiales intentando, por ejemplo, hacer que el papel parezca terciopelo o que la corteza parezca tela.

Albers instruyó a los estudiantes a expresar una idea formal clara utilizando la calidad interna y la estructura inherente de un material dado. El pegamento no estaba permitido. Las formas deben adherirse unas a otras mediante el equilibrio y la presión. Se instruyó a los estudiantes para que usaran materiales encontrados.

La filosofía Bauhaus se centró en el acto de construir. El artista y maestro de la Bauhaus Josef Albers desafió a sus alumnos a pensar profundamente en el arte de la construcción utilizando una sola hoja de papel para crear un diseño en 3D.




Te dejo aquí un enlace del creador Kim Brown con una plantilla para poder hacer otro kirigami, en este caso de sección circular, inspirado en los que hacia en clase Josef Albers

miércoles, 28 de diciembre de 2022

Casa Wolf,1927

La casa Erich Wolf obra de Ludwing Mies van der Rohe construida en 1927 y destruida en 1945, se situaba en un solar cercano al río Neisse, no lejos del casco histórico de Gubin.

La planta principal establece una cota fija sobre la cima de la colina, a partir de la cual se levantan otras dos plantas más que, en un juego escalonado de volúmenes de ladrillo, planos en voladizo y chimeneas salientes, van reduciendo su superficie en planta.


El acceso desde la parte trasera, bajo un balcón de hormigón en voladizo, inicia una secuencia de celdas independientes interconectadas que, a través del vestíbulo, cruza un hall para llegar a la sala de estar abierta a la terraza sur.

La planta baja se organiza en una doble L, retranqueada alrededor de la terraza, donde se sitúan los espacios de estar, con muros que se extienden hacia el exterior y el comedor prolongado hacia el exterior bajo un voladizo. Detrás de estos espacios, alrededor de la terraza se ubican la cocina y diversos espacios de servicio.

La planta primera está formada por una macla entre un rectángulo y un cuadrado, con la escalera que sirve de rótula entre los dos volúmenes. Alberga los dormitorios de los niños, de los huéspedes y del servicio y dos baños que abren huecos indistintamente en las diferentes fachadas.

La segunda planta, que contiene el dormitorio principal, crece hacia el sur buscando las vistas. El ladrillo se utilizó tanto para la estructura de muros de carga como para los pavimentos y escaleras exteriores, los muros de contención y los del jardín. Al tratarse de muros de carga, la dimensión de los huecos se vio limitada, y en las zonas de estar no son lo generosos que cabría esperar.

La terraza hace un esfuerzo por conservar la cota original de la planta baja adelantándose hacia el río para disfrutar de unas magníficas vistas, y se ve retenida por unos muros de contención perimetrales que esconden la casa de las vistas desde el paseo inferior del río.


Casa de ladrillo, 1924

El desarrollo del proyecto se realizó en los últimos meses del 1923 y el inicios del 1924. De sus primeros proyectos es el más importante y maduro porque, a diferencia de la casa de hormigón, tenemos un plano de su planta. 

La planta es el diseño más característico y fue aclamado desde que fue expuesto la primera vez tanto por su relevancia arquitectónica como por su carácter pictórico, convirtiéndola en uno de los manifiestos más importantes de la modernidad.

La disolución entre espacio interior y exterior con la que Mies había comenzado a experimentar en la Casa de Campo de Hormigón, se concretizó en unos muros de ladrillo que además de compartimentar el espacio se extendían más allá de los paneles remarcando la idea de que la integridad arquitectónica no terminaba en la casa.

Al no especificar el uso de cada espacio y no dibujar mobiliario, las estancias se pueden intuir mediante las suposiciones lógicas del uso doméstico. 

La entrada, aunque no estaba dibujada, seguramente estuviera situada en la esquina superior izquierda de la casa donde sobrevuelan los aleros y donde se encuentra la escalera que sube a las estancias superiores que suponemos como los dormitorio. 

En la planta baja estarían localizadas las zonas de estancia como la sala y el comedor en los espacios más amplios mientras que las zonas de servidumbre quedarían relegadas a los espacios menores.

Casa de campo de hormigón, 1923

En 1923, Mies van der Rohe diseñó una casa de campo de hormigón para la Exposición de Arte de Berlín, la cual es una de sus obras menos conocidas.


Las posibilidades del hormigón permitían una mayor libertad a la hora de abrir ventanas, mejorando la relación interior-exterior; al poder obtenerse una visión más completa del exterior, el interior conseguía mayor libertad espacial.


Este edificio consistía en dos pisos con alas que se extendían en cuatro direcciones, con un patio elevado. Además, esta también incluía largas ventanas de cinta, un techo saliente en voladizo sobre la entrada y las áreas de estar, así como ranuras horizontales, muy características en sus obras.


martes, 27 de diciembre de 2022

Casa Farnsworth, 1946-1951

El diseño de la vivienda fue elaborado por Mies van der Rohe en 1946, a instancias de la doctora Edith Farnsworth. La construcción se llevó a cabo en 1950 y su coste, superior al presupuesto inicial, acabó provocando un grave distanciamiento entre la clienta y el arquitecto.

La casa Farnsworth, un icono de la arquitectura del Movimiento Moderno, se encuentra situada en un paraje natural, muy próxima a un río, con uno de sus lados orientado hacia un bosque, que la separa de la corriente de agua y otro hacia un pequeño prado.


El edificio se organiza a partir de dos plataformas rectangulares. La primera de ellas, a la que se accede a través de cuatro escalones lineales, carece de muros y cubierta y actúa como terraza, encontrándose separada del suelo por cuatro pilares de acero. 

Desde ella, otros cinco escalones idénticos a los anteriores facilitan el acceso a la segunda plataforma, situada a 1,5 metros del suelo y que sostiene a la vivienda propiamente dicha mediante ocho pilares de acero. El plano elevado por encima del suelo es utilizado tanto en el exterior como en el interior para evitar que el agua anegue la vivienda en épocas de desbordamiento del río.



Resulta evidente que una casa que prescinde por completo de los muros exteriores, así como de los tabiques interiores, supone una renuncia explícita y absoluta a una de las características básicas de los espacios domésticos: la privacidad.


Por otro lado, la separación de la casa del suelo sobre el que se asienta mediante pilares ha sido asociada a una idea de pureza, muy presente en la arquitectura tradicional japonesa. El predominio absoluto del cristal alude a la idea de conexión entre lo interior y lo exterior, entre lo público y lo privado, siendo éste último, en este caso, casi inexistente.


Se trataría, pues, de llevar a su grado máximo una idea propia de ciertas corrientes arquitectónicas: la conexión completa entre el individuo y la naturaleza, sólo interrumpida por la presencia inexcusable de los dos baños y el armario.